Miguel Beas Miranda
Exprofesor de la Universidad de Granada
El Sistema Educativo está estructurado y organizado por la normativa vigente, tanto a nivel estatal como autonómico. Esta es una realidad incuestionable. Otro tema diferente es si el Sistema Educativo es el más adecuado para afrontar los problemas que plantea una sociedad en un contexto y en un momento concreto. Esta cuestión la suelen resolver los partidos políticos reformando el Sistema Educativo establecido por otros partidos de distinta ideología.
En consecuencia, la comunidad educativa de cada centro tiene como referencia una normativa de obligado cumplimiento, un currículum a implementar, unos fines educativos, unos objetivos y unas competencias concretadas en etapas, ciclos y niveles. Todo ello queda recogido en el Proyecto Educativo de cada centro y las programaciones didácticas que elabora el profesorado.
Nuestra Constitución de 1978, en su artículo 27, “reconoce la libertad de enseñanza” (art. 27.1) y, al mismo tiempo, establece que “Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para garantizar el cumplimiento de las leyes” (art. 27.8).
No creemos que haya duda sobre la obligación que tienen las comunidades educativas de los centros de implementar el currículum establecido por la normativa vigente teniendo en cuenta, lógicamente, tanto los aspectos contextuales como las necesidades específicas de cada centro. Y es así, porque el Sistema Educativo tiene como protagonistas fundamentales al alumnado y al profesorado. Es decir, no se aplica en una comunidad imaginada.
La programación didáctica tiene una función fundamental. Es el eslabón intermedio entre la teoría curricular y la práctica educativa. Este debe incluir todos los aspectos curriculares que intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje: objetivos, competencias básicas, contenidos, recursos, metodología didáctica, estándares y resultados de aprendizaje evaluables, actividades y tareas así como su evaluación, entre otros. La programación didáctica engloba todo el proceso educativo de enseñanza-aprendizaje en el que cada uno de los aspectos integrantes, por ejemplo, el apartado metodológico, debe integrarse con el resto de los elementos didácticos, porque todos forman parte del currículum como se establece en la LOMCE y normativa que la desarrolla. Este mismo sentido del currículum como conjunto de elementos (objetivos, competencias básicas, contenidos, métodos pedagógicos y criterios de evaluación) se definía también en la LOE (art. 6.1).
Carece de sentido, por tanto, que se programe atendiendo, por ejemplo, a una metodología determinada sin tener en cuenta el resto de los elementos que integran el currículum o que alguien quisiera realizar una programación didáctica o desarrollar su actividad en el aula sin tener en cuenta la normativa actual. La Inspección educativa, que depende de la Administración, tiene, entre sus funciones, el velar por el cumplimiento de las leyes, reglamentos y disposiciones vigentes que afecten al sistema educativo (LOE, art. 151.d). Es decir, han de velar por que la aplicación de la normativa se cumpla en todas las comunidades educativas incluida lo relativo a los decretos curriculares.
Lo que comúnmente se conoce como libros de texto no son unos materiales centrados exclusivamente en la transmisión de contenidos o en la ejecución de tareas del alumnado, sino que, como todo material curricular, se integran en una planificación editorial que ha de considerar todos esos elementos curriculares que anteriormente mencionados
Esta es la razón por la que, junto con los libros y contenidos dirigidos al alumnado, las editoriales presentan sus propuestas didácticas junto con orientaciones pedagógicas y metodológicas, propuestas de proyectos de centro, programaciones de área y de aula, etc.. Nada tienen que ver las propuestas editoriales actuales con las que se hacían hace cincuenta años. que se centraban en la transmisión de conocimientos y en la evaluación.
Hoy, las propuestas editoriales necesariamente han de adaptarse al Plan de Centro y a las programaciones didácticas. Los libros de texto son una herramienta educativa, un recurso flexible que el profesorado debe adaptar al contexto educativo y a los protagonistas del Sistema Educativo: el alumnado.
¿El uso de los libros de texto implica una metodología obsoleta?
Quienes responden afirmativamente otorgan un protagonismo a los libros de texto que implica, entre otros elementos, una minusvaloración y una desconfianza en las competencias profesionales del profesorado. Son ellos quienes planifican y programan. Son ello, los especialistas competentes, quienes desarrollan una actividad profesional que tiene como fin llevar a la práctica una concreción curricular en un contexto, tiempo y circunstancias determinadas. La utilización de una forma de evaluación, por ejemplo, debe ser coherente con el resto de los elementos curriculares. Igualmente, el uso de los libros de texto tiene sentido porque se integran dentro de un Plan de Centro y de una programación didáctica. Por esta razón, quien aprueba y da el visto bueno en la elección de unos libros de texto es el Consejo Escolar de cada centro.
Para responder a la pregunta formulada anteriormente tenemos que tener claro que toda metodología implica un enfoque (approach), un modelo pedagógico, un marco teórico que sustenta un proceso educativo. Igualmente, requiere un método, es decir, la manera de poner en práctica, dicho modelo pedagógico. El método integra principios, prácticas y formas de evaluación. Depende, entre otros factores, de las competencias que se quieran implementar y de las características del alumnado. La metodología concreta el método y lo aplica a un contexto determinado. Es uno de los elementos clave del currículum, pero no el único. Para llevar a cabo una metodología se emplean una serie de técnicas, estrategias o actividades didácticas y unos recursos, unos medios.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, para evaluar los libros de texto hay que tener en cuenta todo el proyecto editorial. No es correcto evaluar un elemento sin tener en cuenta su contexto; como tampoco lo es desarrollar una metodología sin tener en cuenta el currículum o el Plan de Centro o la programación didáctica. Una metodología, una evaluación o unas competencias, por sí solas no determinan una programación didáctica. Igualmente, un libro de texto debe encajarse y darle sentido dentro del Plan de Centro y de las programaciones que realiza el profesorado.