El proceso de enseñanza-aprendizaje está cambiando y eso supone desafíos, Andrea Schleicher, director de Educación de la OCDE, planteó algunas claves de interés en el Foro de Editores Educativos que se celebró en octubre en el marco de la Feria del Libro. Incluimos en esta segunda parte del artículo ‘Aprender en el mundo digital’ algunas de sus reflexiones que pueden tenerse en cuenta a la hora de desarrollar libros y contenidos educativos.
Explicaba Schleicher que “en el pasado, se enseñaba a diferentes estudiantes de manera similar. Ahora el desafío es abrazar la diversidad con enfoques diferenciados. El pasado se centró en el plan de estudios, el futuro se centra en el alumnado. Los objetivos del pasado eran la estandarización y el cumplimiento, con estudiantes educados en cohortes de edad, siguiendo el mismo plan de estudios estándar, todos evaluados al mismo tiempo.
El futuro se trata de personalizar las experiencias educativas, construir la instrucción a partir de las pasiones y capacidades de los estudiantes, ayudar a los estudiantes a personalizar su aprendizaje y evaluación de formas que fomenten el compromiso y los talentos y se trata de alentar a los estudiantes a ser ingeniosos.
En el pasado, las escuelas eran islas tecnológicas, con la tecnología a menudo limitada a apoyar las prácticas existentes, y los estudiantes superaban a las escuelas en la adopción y el consumo de tecnología.
Las escuelas del futuro utilizarán el potencial de las tecnologías para liberar el aprendizaje de las convenciones pasadas y conectar a los alumnos de formas nuevas y poderosas, con nuevas fuentes de conocimiento, aplicaciones innovadoras y entre sí. El futuro estará en participar.’ [1]
Esto exige un sistema de enseñanza muy diferente y un perfil diferente de profesorado.
Hoy necesitamos un grupo de profesionales de alto nivel capaces de diseñar entornos híbridos de aprendizaje innovadores. Y por supuesto a estas personas no les gustará trabajar en fábricas, sino en otro tipo de edificios y en un ambiente de trabajo colegiado.
Estos son algunos de los retos que la educación afronta hoy.
Los editores pueden ayudar a los sistemas educativos a conseguirlo, trasladando estas ideas y estándares del plan de estudios previsto, para que el profesorado lo imparta y ayude al alumnado a establecer y conseguir sus metas en educación.
El entusiasmo del profesorado y su impacto en el alumnado
Uno de los hallazgos más interesantes en el Informe de resultados PISA 2018, ha sido descubrir que, hay una correlación directa de los mejores resultados del alumnado en competencia lectora con cómo se siente el profesorado al enseñar una materia y cómo expresa estos sentimientos a sus estudiantes. De nuevo elegir no lo que enseñas como profesor, sino cómo lo enseñas es lo que marca la diferencia.
‘Los conocimientos y las habilidades que los estudiantes necesitan para contribuir eficazmente a la sociedad cambian constantemente. El dilema para los educadores es que los tipos de conocimientos y habilidades que son fáciles de enseñar y probar son exactamente las habilidades que también son más fáciles de digitalizar, automatizar y subcontratar.
Entonces, las expectativas sobre los maestros son altas y crecen. Esperamos que tengan una comprensión amplia y profunda de lo que enseñan y de los estudiantes a los que enseñan, porque lo que los maestros saben y les importa, marca una gran diferencia en el aprendizaje de los estudiantes.’ [2]
Habilidades socioemocionales
La educación no es solo una cuestión de resultados cognitivos, sino que tiene mucho que ver con los componentes socioemocionales, que hacen que las y los jóvenes se comporten como aprendientes motivados de por vida.
‘Se ha demostrado que las habilidades sociales y emocionales influyen en muchos resultados importantes de la vida, pero también influyen en el desarrollo y uso de las habilidades cognitivas.
Cuando pensamos en el conocimiento y las habilidades, a menudo nos vienen a la mente la alfabetización o la aritmética. Pero las habilidades sociales y emocionales, como la perseverancia, la empatía y el optimismo, son igualmente importantes. Nos ayudan a tener un mejor desempeño académico, a tener éxito en el lugar de trabajo y a desempeñar papeles más positivos en nuestras comunidades.
Durante mucho tiempo, las habilidades sociales y emocionales se consideraban algo fijo al nacer o dependiendo de la familia de procedencia. Pero ahora sabemos que se pueden aprender y desarrollar, primero en el hogar, luego en la escuela, en actividades deportivas y comunitarias y en el trabajo.
Muchos sistemas educativos se centran ahora en fomentar sólidas habilidades sociales y emocionales entre los estudiantes, un cambio real de ese enfoque industrial del pasado en educación. Algo que todo sistema educativo deberá realizar para estar bien posicionado para adaptarse al cambio’[3].
Más allá de los libros, de todo tipo de libros de texto, hay que hacer que el alumnado se involucre, que tenga esa mentalidad de crecimiento, que se conviertan ellos mismos en maestros del proceso de aprendizaje. La educación no es solo una cuestión de resultados cognitivos, sino que tiene mucho que ver con los componentes socioemocionales, que hacen que las y los jóvenes se comporten como aprendientes motivados de por vida.
Sobre el currículo
Debemos mirar al currículo, a los planes de estudio, pues el conocimiento se expande exponencialmente y hay tantos temas y aspectos que cubrir cada día en la educación, tantos elementos que componen la educación que no debemos seguir ignorándolos. Relacionar todos estos componentes para una adecuada educación es el verdadero reto, que probablemente tiene menos que ver con los contenidos, y más con tener un maestro o una maestra que entienda tus sueños, tus pasiones y te apoye, te reconozca. Toda esa energía invertida en asignaturas, sobre todo en primaria, debe hacernos pensar.
El currículo es tan pequeño en comparación con esa riqueza exterior que nos envuelve, que al intentar meterlo todo en una pequeña caja, aplastarlo en la mente del alumnado, lo que tenemos en esa caja, es una sombra poco profunda de todo ello.
La escuela ha educado robots de segunda clase, el alumnado es muy bueno repitiendo lo que le dicen, pero ¿Cómo podemos educar personas de primera en estos tiempos? ¿Cuáles son las preguntas que debemos hacernos como editores, para ponernos al día y asegurarnos de que se llegue a implementar en el currículo esa riqueza de los componentes de la educación?, éste es el reto que se plantea a la edición a la hora de elaborar los libros y contenidos educativos.
Es muy amplio el mundo del aprendizaje, el ámbito de lo verdadero, lo bueno, lo ético, lo bello, lo próspero, lo justo y cívico, lo sostenible. Y sería muy fácil, quedaría muy bien, poner todas estas frases en una especie de preámbulo o una especie de estándares nacionales sobre el currículo, pero qué significa exactamente, y cómo llevarlo a la práctica. Ese es un reto con los libros de texto.
La brújula de aprendizaje
Dice Schleicher que, en la OCDE, por supuesto, se mira al conocimiento, las habilidades, las actitudes y valores, pero cree que lo más importante no es sólo enseñar algo a alguien, sino ayudarles a desarrollar una verdadera brújula de aprendizaje fiable y las herramientas para navegar con confianza en un mundo complejo y volátil.
Esa brújula de aprendizaje supone ‘ayudar a que las personas puedan orientarse en un mundo progresivamente más complejo adquiriendo los aprendizajes que serán indispensables… podría calificarse como una respuesta educativa muy abierta en la que cada persona actúa como sujeto en la creación de su subjetividad. Los componentes de la brújula incluyen fundamentos básicos, conocimiento, habilidades, actitudes y valores, competencias transformadoras y un ciclo de anticipación, acción y reflexión.’[4]
Imagina lo que sabes sobre Física o Química, ¿puedes pensar como un científico? ¿puedes diseñar un experimento? ¿puedes distinguir cuestiones que pueden ser investigadas científicamente de las que no?… ¡esto es tan importante! Este es el poder que el currículo puede tener.
[1]‘Educar al alumnado para su futuro, no para nuestro pasado’
Andreas Schleicher https://journals.sagepub.com/doi/10.30926/ecnuroe2018010104
[2] What School Life Means for Students’ Lives, PISA, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/acd78851-en.
[3] Improving the development of students’ social and emotional skills OECD’s Study on Social and Emotional Skills
[4] José Moya. La brújula del aprendizaje (Learning Compass). Colección: Diálogo Educativo. La reforma del currículo escolar: ideas y propuestas. ANELE-REDE, 2020