El desarrollo de los soportes digitales y la integración de estos en la enseñanza ha abierto debates sobre si estos son mucho más efectivos en los procesos de aprendizaje de los alumnos. No cabe duda de que aún queda mucha investigación por realizar para dar una respuesta efectiva a preguntas como: ¿Los alumnos aprenden mejor cuando leen sobre papel? ¿Los soportes digitales interrumpen la concentración de los lectores? ¿En qué contexto y para qué tipo de lectores es más beneficioso leer en soporte digital? ¿Se puede aprovechar el aprendizaje mixto (digital + papel) para obtener beneficios de ambos? ¿Cómo afecta el exceso de confianza en la lectura en soporte digital a la enseñanza y el aprendizaje? ¿Cómo pueden las editoriales educativas encontrar el equilibrio adecuado entre lo digital y lo impreso para un desarrollo educativo efectivo?
La Asociación Internacional de Editores (IPA) en colaboración con la Asociación Noruega de Editores (Norwegian Publishers Association), han elaborado un informe titulado Paper and Digital: Current research into the effectiveness of learning materials (Papel o digital: investigaciones actuales sobre la eficacia de los materiales de aprendizaje), que recoge la opinión y los trabajos de investigadores que han dedicado mucho tiempo a explorar e investigar este tipo de cuestiones. A lo largo de este informe se han buscado respuestas a cuestiones como qué nos produce la lectura cuando leemos, hacia dónde debe ir el futuro de los materiales educativos o qué resultado han tendido las experiencias que aplican un modelo de aprendizaje mixto.
Algunas de las conclusiones de los investigadores que han participado apuntan que la transición de papel a digital no es neutral. La comprensión del texto es mucho más profunda cuando se lee en papel que cuando se lee en pantalla, y el papel es el mejor soporte para llevar a cabo una lectura en profundidad. No obstante, son conscientes de que aún es necesario abordar nuevas investigaciones sobre los efectos de la inclusión de las herramientas digitales en los procesos de enseñanza. Asimismo, se apunta que en determinadas edades es necesario la lectura de libros siga formando parte de su aprendizaje de lectura ya que, entre otras cuestiones, la transición del papel a la pantalla tiene efectos físicos en nuestros cuerpos cuando leemos. Hay dos dimensiones distintas de esta “personificación” de la lectura: la espacio-temporal y la imaginaria. Los autores muestran que la lectura depende de las experiencias directas tanto en el momento preciso en el que estamos leyendo como en el pasado. Mientras que el texto impreso nos proporciona numerosos materiales que sirven de apoyo para memorizar, el texto digital se reduce mucho en este sentido.
Respecto a la edición de contenidos digitales, consideran que, para que éstos aporten valor a cuestiones como la lectura en los niños, es necesaria una estrecha colaboración entre editores, profesores, profesionales del ámbito de la educación, bibliotecarios y expertos en alfabetización en lugar del paradigma polarizador de lo impreso frente a lo digital.
Por su interés, hemos querido traer a La Ventana este trabajo con el fin de aportar información al debate sobre el papel y lo digital.