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Aprender en el mundo digital (I)

By 22 diciembre 2020No Comments
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La convivencia entre la educación virtual y la presencial es algo que, como durante la pandemia del COVID-19 se ha visto fundamental. Si bien la tecnología se ha convertido en una herramienta dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, otras herramientas tradicionales, y por supuesto, el profesorado han sido clave.  Así lo puso de manifiesto Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE, en el Foro de Editores Educativos que se celebró en octubre en el marco de la Feria del Libro de Frankfurt.

En su opinión en este sistema educativo híbrido, “hay que descifrar que diferentes estudiantes aprenden de manera diferente” y, a partir de ahí, es necesario “asumir que esa diversidad ya no es educar a la masa, sino que exige diferentes pedagogías y diferentes recursos. Hay que buscar la manera en la que el trabajo virtual y el impreso estén totalmente integrados”. Para Schleicher, “no es una cuestión de la tecnología, sino de las personas que tienen que llevar la tecnología al aula”.

Cambio tecnológico y digital de nuestro entorno

Vivimos en un mundo que cambia rápidamente, en el que tanto la cantidad como la variedad de materiales escritos están aumentando y donde se espera que cada vez más personas utilicen estos materiales de formas nuevas y cada vez más complejas. “Ahora se acepta generalmente que nuestra comprensión de la competencia lectora evoluciona junto con los cambios en la sociedad y la cultura. Las habilidades de lectura y escritura necesarias para el crecimiento individual, el éxito educativo, la participación económica y la ciudadanía hace 20 años eran diferentes a las de hoy; y es probable que dentro de 20 años cambien aún más”.

Para, el director de Educación de la OCDE, “Leer ya no se trata principalmente de extraer información, se trata de construir conocimiento, pensar críticamente y emitir juicios fundados”.

Leer ya no es solo decodificar: de la lectura a la competencia lectora en el mundo digital

Como señala el informe PISA 2018 sobre la lectura, “los lectores en la era digital también deben dominar varias habilidades nuevas. Deben tener conocimientos mínimos de TIC para comprender y operar con los dispositivos y aplicaciones. También tienen que buscar y acceder a los textos que necesitan leer mediante el uso de motores de búsqueda, menús, enlaces, pestañas y otras funciones de paginación y desplazamiento. Debido a la profusión incontrolada de información en Internet, los lectores también deben ser exigentes en la elección de las fuentes de información y en la evaluación de la calidad y credibilidad de la información. Por último, los lectores deben leer los textos para corroborar la información, detectar posibles discrepancias y conflictos y resolverlos.’ [1]

En 2018, el 9% de los estudiantes de 15 años en el mundo industrializado (1 de cada 10), no podía distinguir entre un hecho y una opinión, basándose en señales implícitas relacionadas con el contenido o la fuente de información, aunque, admite Schleicher, que el contexto es complejo.

La competencia lectora, como la define la OCDE en 2018, es comprender, usar, evaluar, reflexionar y comprometerse con los textos para lograr los objetivos, desarrollar el conocimiento y el potencial propios y participar en la sociedad.

‘Las definiciones de lectura y competencia lectora han cambiado con el tiempo para reflejar cambios en la sociedad, la economía, la cultura y la tecnología. La lectura ya no se considera una habilidad adquirida solo en la infancia durante los primeros años de escolaridad. En cambio, se ve como un conjunto en expansión de conocimientos, habilidades y estrategias que las personas desarrollan a lo largo de la vida en diversos contextos, a través de la interacción con sus pares y la comunidad en general. Por lo tanto, la lectura debe considerarse a través de las diversas formas en que los ciudadanos interactúan con los artefactos basados en texto y cómo la lectura es parte del aprendizaje permanente.[2]

Si vivimos en un mundo totalmente diferente, nuestros sistemas educativos están muy por detrás de donde deberíamos estar.

‘En este contexto, y dado el hecho de que el gasto por estudiante de primaria y secundaria aumentó en más del 15% en los países de la OCDE durante la última década, es decepcionante que la mayoría de los países de la OCDE no hayan visto prácticamente ninguna mejora en el desempeño de sus estudiantes desde que se inició PISA. realizado en 2000. De hecho, solo siete de los 79 sistemas educativos analizados vieron mejoras significativas en el rendimiento en lectura, matemáticas y ciencias de sus estudiantes a lo largo de su participación en PISA, y solo uno de ellos, Portugal, es miembro de la OCDE.’[3]

Sobre los resultados PISA en competencia lectora. La pobreza no es necesariamente el destino

A la cabeza de los resultados PISA en competencia lectora, de la gestión de esta transición del mundo impreso al digital, está China, seguida de Singapur. Estonia, en Europa, a pesar de que su gasto por estudiante sigue siendo un 30% más bajo que el promedio de la OCDE, ascendió de forma constante hasta la cima, un lugar muy interesante al que mirar desde el mundo editorial, apuntó Schleicher.

Portugal, avanzó hasta el nivel medio de la OCDE a pesar de verse gravemente afectado por la crisis financiera de 2008, Turquía, Brasil también han tenido un buen desempeño. Suecia tras años en descenso, con las políticas públicas adecuadas ha sido capaz de situarse en 2018 en un alto puesto de desempeño.

Esto muestra que probablemente la pobreza no tiene porqué ser el destino necesariamente de este alumnado más desfavorecido.

La tarea en educación señala Schleicher, consiste en que “el profesorado mejor preparado, esté en las clases con más retos, las más desafiantes y podamos asegurar que cada uno de los alumnos y alumnas tienen acceso a los mejores recursos educativos, con el mejor profesorado”.

No debemos aceptar el statu quo cuando hablamos de equidad en educación, y sabiendo que estos datos son de 2018, antes de la crisis producida por la pandemia del COVID-19, podemos imaginar un empeoramiento de la situación, con la brecha descubierta de acceso y uso de la tecnología, que ha provocado un aumento de las desigualdades. Hay países que lo están haciendo mejor que otros.

Sistemas educativos de calidad: Mentalidad de crecimiento y apropiación del conocimiento

Hay un indicador bastante predecible de la calidad de los sistemas educativos, y es la ‘mentalidad de crecimiento’ (growth mindset).

‘es la creencia de que la capacidad y la inteligencia de una persona pueden desarrollarse con el tiempo. Esto contrasta con una mentalidad fija, o la creencia de que alguien nace con un cierto grado de habilidad e inteligencia que la experiencia casi no modifica.

Inculcar una mentalidad de crecimiento es a menudo considerado como una estrategia para ayudar a los estudiantes a realizar un mayor esfuerzo; pero es poco probable que el esfuerzo por sí solo contribuya a su crecimiento personal.

Los estudiantes que respaldan una mentalidad de crecimiento también usan otras estrategias que conducen a un mayor aprendizaje y progreso, como aprender de la experiencia previa, respondiendo a la retroalimentación y probando nuevas estrategias de aprendizaje.

Una mentalidad de crecimiento no es simplemente decirles a los estudiantes que pueden lograr cualquier meta que se hayan propuesto; implica crear un entorno en el que los estudiantes puedan desarrollar esta creencia y proporcionarles los recursos y habilidades necesarios para lograr sus objetivos de aprendizaje.’[4]

Otro indicador clave es la apropiación del aprendizaje (ownership of learning). El caso de Estonia, en el primer puesto de resultados de aprendizaje, es también el primero en este indicador. Los estudiantes creen en su propio éxito, con lo que pueden invertir en las propias estrategias de aprendizaje. Por el contrario, Indonesia, que no tiene tan buenos resultados en PISA, los estudiantes piensan que el aprendizaje está relacionado con los genes, que el talento va en los genes, que no hay nada que ellos puedan hacer.

 

[1] (OCDE, 2011, pág.20). Citado en OCDE. PISA 2018 Reading Literacy Framework. Doc.: CY7_NPM (1603) 05a_FRW_ReadingFramework_1.docx (p.7)

[2]OCDE. PISA 2018 Reading Literacy Framework. Doc.: CY7_NPM (1603) 05a_FRW_ReadingFramework_1.docx (p.9)

[3] OECD (2020), PISA 2018 Results (Volume V): Effective Policies, Successful Schools, PISA, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/ca768d40-en.

[4] OECD (2020), PISA 2018 Results (Volume V): Effective Policies, Successful Schools, PISA, OECD Publishing, Paris, (p.200) https://doi.org/10.1787/ca768d40-en.

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