Está muy generalizada la idea de que los libros de texto no son útiles porque implican pasividad en el alumnado, porque encorsetan metodologías, porque no fomentan el uso de esquemas mentales, porque no se adaptan a las necesidades personales del alumnado, etcétera. Sin embargo, los libros de texto siguen siendo el recurso educativo más utilizado por el profesorado y el alumnado.
El debate sobre el uso y el abuso del libro de texto viene de largo. Prácticamente convive con la escuela y, de alguna manera, aparece y desaparece, sobre todo, cuando se intenta innovar o cuando se aprueban y publican las reformas educativas a las que ya estamos acostumbrados.
Los libros de texto no son un fin en sí mismos, sino un recurso elaborado por expertos, por profesionales en educación, con el objetivo de facilitar el proceso formativo del alumnado.
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