Reproducimos, por su interés, el artículo de Florencio Luengo publicado en el número 537 (diciembre de 2022) en la revista ‘Cuadernos de Pedagogía’ en el que aboga por alcanzar un acuerdo en materia curricular. Este texto sirve de introducción al especial dedicado a las «Reflexiones sobre la LOMLOE» en el que se dan cabida a diferentes opiniones.
Los inicios de la democracia centraron las políticas educativas en mostrar diferentes enfoques que los partidos mayoritarios defendían para poner al día un sistema educativo que, tras la LGE de 1970, iba a sortear iniciativas diferentes, a la vez que aportaban señas de identidad que en su mayor parte han venido a quedarse: la LOGSE, y su primer diseño y desarrollo del currículo, junto a capacidades y diferentes tipos de contenidos, la LOECE que sin llegar a entrar en vigor favoreció reflexiones sobre modelos que siguen abiertas, la LOE que introdujo las competencias siguiendo el dictamen europeo, la LOMCE que, al intentar cambiar el modelo de currículo compartido entre el MEFP y las CCAA, hizo reflexionar sobre la vigencia del debate territorial y el reparto de funciones, y la LOMLOE que refuerza competencias, con el concepto de “perfil de salida”, y la flexibilización del tratamiento de los contenidos en proyectos, ámbitos y materias, que, como decimos, también vienen para quedarse. Un cúmulo de iniciativas que necesitan ser debatidas y contextualizadas entre todos -tarea que hasta la fecha no ha sido posible abordar-, lo que puede, de hecho, haber sumido a una parte importante de la comunidad educativa en un mar de confusiones del que es necesario salir con ayudas. Debatir juntos y consensuar lo que realmente se queda y hace sencillo y manejable el currículo, es la tarea que deseamos favorecer -como señala Fullan-, en contacto con la práctica docente.
La falta de acercamiento entre los diferentes enfoques de las políticas curriculares, entre las décadas de los años 90 y 2000, se ha visto desafiada por nuevas iniciativas que trataban de responder con acuerdos a la apatía y agotamiento del debate educativo. Es oportuno recordar que ni la primera apuesta, -y nos estamos refiriendo al frustrado Pacto social y político por la educación del Ministro Gabilondo (2010), en el que se contemplaban objetivos y medidas en políticas educativas, liderara el gobierno quien lo liderara-, ni el segundo intento, representado por la propuesta de Comisión por un Pacto de Estado Social y Político en Educación (2017), tras acuerdo de varios grupos políticos del Parlamento, iban a conseguir el objetivo de acercar posturas y facilitar un consenso de mínimos. Sin entrar aquí en detalles sobre responsabilidades se dirá que los contextos y los tiempos electorales no ayudaban-, y tratando de avanzar hacia un clima de entendimiento, ninguno de los dos partidos mayoritarios estuvo lo afortunado y comprometido que es preciso estar, para lograr el éxito en un reto tan necesario. ¿Estaremos cercanos a un tercer y definitivo intento?
Puedes leer el artículo completo de Florencio Luengo, Coordinador del Grupo de
Innovación e Investigación Atlántida, aquí. Un diálogo curricular abierto, camino de un acuerdo_compressed