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Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2020. Sobre el progreso del cumplimiento

By 3 junio 2021junio 9th, 2021No Comments
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Se cumplen 5 años del inicio de la Agenda 2030 para poner fin a la pobreza y encauzar al mundo en el camino de la paz, la prosperidad y oportunidades para todos en un planeta sano, que   exige, en palabras de Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, una transformación de los sistemas financieros, económicos y políticos, que rigen hoy en nuestras sociedades para garantizar los derechos humanos de todas las personas.

Antes de la pandemia de la COVID-19, los progresos continuaban siendo desiguales y no estábamos bien encauzados para cumplir con los Objetivos para el año 2030. Ahora, debido a la COVID-19, una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes amenaza las vidas y los medios de subsistencia de millones de personas, lo que dificulta aún más el logro de los Objetivos. El Coronavirus ha mostrado y extremado las desigualdades existentes.

El Informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2020 presenta un panorama general de los progresos realizados para cumplir con los ODS antes de que comenzara la pandemia, pero también examina algunos de los devastadores efectos iniciales de la COVID-19 en objetivos y metas específicos.

La información presentada en el informe se basa en los últimos datos disponibles (a mayo de 2019) sobre los indicadores seleccionados del marco de indicadores mundiales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, elaborado por el Grupo Interinstitucional y de Expertos sobre los Indicadores de los ODS (GIEI-ODS) y aprobado por la Asamblea General el 6 de julio de 2017 (https://unstats.un.org/sdgs/indicators/indicators-list/.)

La importancia de datos y estadísticas oportunos, de calidad, abiertos y desglosados nunca ha sido tan clara como durante la crisis de la COVID-19. Esos datos son fundamentales para comprender, gestionar y mitigar los efectos humanos, sociales y económicos de la pandemia. También son esenciales para diseñar respuestas a corto plazo y medidas aceleradas para volver a encaminarnos para alcanzar los ODS.

A nivel de país, en el mundo siguen existiendo graves vacíos de datos en la evaluación de los progresos de los ODS. La pandemia está dificultando la producción de datos fundamentales para el logro de estos y las inversiones en datos e innovación son fundamentales para responder a la crisis y apoyar la aceleración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En el Informe se puede consultar el seguimiento de los 17 Objetivos (https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/progress-report/), aquí vamos a mostrar solo lo referente a los progresos del cumplimiento de ‘Garantizar una enseñanza inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todas las personas a 2030’ (ODS4).

El Informe señala que antes del Coronavirus, las proyecciones indicaban que más de 200 millones de niños y niñas no asistían a la escuela, y que sólo el 60% de los jóvenes completarían la enseñanza secundaria superior en 2030.

Los sistemas educativos de todo el mundo se han visto golpeados dura y abruptamente por la pandemia. El cierre de escuelas para detener la propagación de la COVID-19 ha afectado a la gran mayoría de la población estudiantil del mundo. Los niños, las niñas y jóvenes de las comunidades vulnerables y desfavorecidas están en mayor riesgo de la exclusión educativa. La pandemia está ahondando la crisis en educación y ampliando las desigualdades educativas existentes.

En educación, el Informe resalta cinco puntos:

  1. El cierre de escuelas en todo el mundo puede revertir años de progreso en el acceso a la enseñanza.
En el año 2020, a medida que la COVID-19 se propaga por todo el mundo, más de 190 países han implementado cierres de escuelas a nivel nacional. Alrededor del 90% de todo el alumnado (1.570 millones) no asistieron a la escuela. Aunque en cuatro de cada cinco países en los que se han cerrado escuelas se ofrecen soluciones de aprendizaje a distancia, en la actualidad al menos 500 millones de niños, niñas y jóvenes no cuentan con estas opciones. Es probable que la mera magnitud de los cierres de escuelas genere un retroceso de los progresos logrados en el acceso a la enseñanza.

 

2. Sin medidas correctivas, los efectos de la COVID-19 solo se sumarán a los obstáculos que ya enfrentan los niños y niñas pobres para completar su educación

Es probable que los meses de inasistencia a la escuela debido a la COVID-19 tengan un efecto en los resultados de la enseñanza. A más largo plazo, la falta de asistencia prolongada a la escuela está vinculada con menores tasas de retención y graduación, y peores resultados de aprendizaje, en particular en los segmentos de la población desfavorecida, incluidos los miembros de hogares pobres y el alumnado con discapacidades.

 

3. La enseñanza a distancia continúa fuera del alcance de la mayoría del alumnado de los países más pobres

Durante la pandemia de la COVID-19, muchas escuelas están ofreciendo a su alumnado enseñanza a distancia a través de aulas virtuales, para así mitigar el efecto del cierre de escuelas. Aunque esta es una opción para algunos, está fuera del alcance de muchos. La falta de acceso a ordenadores y a Internet en el hogar, así como el bajo nivel de conocimientos informáticos, ponen a muchos alumnos y alumnas, ya marginados, en una situación aún más desventajosa.

En el año 2019, alrededor del 87% de los hogares de Europa tenían acceso a Internet en sus casas, en comparación con el 18% de los de África. La brecha digital también se refleja en la propiedad de los ordenadores: en 2019, el 78% de los hogares de Europa tenían un ordenador, en comparación con el 11% de África.

El éxito del aprendizaje a distancia también depende de los conocimientos informáticos de los docentes y de los padres. En aproximadamente la mitad de los 86 países sobre los que se dispone datos, menos de la mitad de los habitantes tenía conocimientos básicos de informática, tales como copiar un archivo electrónico. Para habilidades más complejas, como descargar e instalar nuevo software y escribir un programa informático especializado, las tasas eran aún más bajas.

 

4. El cierre de escuelas genera riesgos adicionales para la salud y la seguridad de niños y niñas vulnerables

Para millones de niños y niñas de todo el mundo, la escuela no es sólo un lugar para aprender. También es un lugar seguro donde se mantienen alejados de la violencia, reciben alimentación gratuita y servicios sanitarios y nutricionales como vacunas, desparasitación y suplementos de hierro.

Se estima que 379 millones de niños perdieron la alimentación escolar debido al cierre de escuelas durante la pandemia. Sin esto, muchos niños pasan hambre, lo que también amenaza sus sistemas inmunitarios y su capacidad para hacer frente a las enfermedades. También puede aumentar las tasas de violencia, trabajo y matrimonio infantiles, así como los embarazos precoces.

 

5. La falta de infraestructura básica en las escuelas, como instalaciones para lavarse las manos, dificultará la recuperación ante la COVID-19

La falta de instalaciones básicas para el lavado de manos en muchas escuelas de todo el mundo significa que el profesorado y el alumnado no cuenten con un entorno educativo seguro. En las zonas donde las escuelas están cerradas debido a la pandemia, también significa que no podrán practicar las medidas de higiene esenciales cuando regresen a la escuela. Según los últimos datos disponibles, sólo el 65% de las escuelas primarias de todo el mundo cuentan con instalaciones básicas para el lavado de manos. La proporción es ligeramente superior en la enseñanza secundaria de primer y segundo ciclo, con un 71% y un 76%, respectivamente. De todas las regiones, África subsahariana es la que se enfrenta a los mayores problemas, ya que sólo el 38% de las escuelas primarias y el 43% de las escuelas secundarias superiores cuentan con instalaciones básicas para lavarse las manos.

Muchas escuelas también carecen de otros recursos básicos, como energía eléctrica, agua potable, ordenadores y acceso a Internet. A nivel mundial, el 89% de las escuelas secundarias superiores tienen acceso a energía eléctrica, el 85% a agua potable básica, el 74% a ordenadores y el 61% a Internet. Aquellas en África subsahariana son las más desfavorecidas: solo el 57% de las escuelas secundarias superiores tienen acceso a la energía eléctrica, el 55% a agua potable, el 41% a ordenadores y el 24% a Internet. Un paso importante hacia el objetivo de una enseñanza de calidad para todos es lograr suficientes docentes cualificados en las aulas. Según los últimos datos disponibles, solo el 85% de los docentes de escuelas primarias y el 86% de los docentes de escuelas secundarias de todo el mundo recibieron la capacitación mínima necesaria. África subsahariana presenta el porcentaje más bajo de docentes cualificados: el 64% en la enseñanza primaria y el 50% en secundaria.

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